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La depresión afecta a más de 280 millones de personas en todo el mundo, y hasta un 30% de los pacientes no responden adecuadamente a los tratamientos farmacológicos tradicionales. La Estimulación Magnética Transcraneal ha emergido como una solución innovadora para estos casos de depresión resistente al tratamiento.


Mecanismo de acción en la depresión

La depresión se asocia frecuentemente con una disminución en la actividad de la corteza prefrontal dorsolateral izquierda, una región cerebral crucial para la regulación del estado de ánimo. La EMT de alta frecuencia aplicada en esta área específica puede restaurar el equilibrio neuronal y mejorar los síntomas depresivos.


Los estudios neurocientíficos han demostrado que la EMT no solo afecta el área directamente estimulada, sino que también modula redes neuronales más amplias involucradas en la regulación emocional, incluyendo conexiones con el sistema límbico y otras regiones relacionadas con el procesamiento emocional.


La EMT para el tratamiento de la depresión permite modular la actividad del córtex cerebral de manera indolora y segura, técnica que fue utilizada por primera vez en 1995 observándose un efecto positivo sobre el estado de ánimo en pacientes (Guttmann Barcelona, 2024).


Efectividad clínica comprobada

Las investigaciones clínicas han demostrado resultados prometedores para la EMT en el tratamiento de la depresión. Según estudios recientes, el 80% de las personas tratadas con EMT reducen sus síntomas depresivos al menos un 50%, e incluso en un 60% de los casos remiten completamente (UOC, 2025).


El porcentaje de respuesta positiva a la estimulación magnética transcraneal se sitúa entre el 50% y el 60% de los pacientes según la evidencia científica actual y la experiencia aportada por los centros clínicos de referencia internacional (Hospital de Bellvitge, 2024).


Un estudio publicado en el Journal of Psychiatric Research en 2019 concluyó que someterse a Deep TMS junto con medicamentos antidepresivos estándar es significativamente más efectivo que la farmacoterapia estándar sola, ya que redujo los síntomas de cerca de dos tercios de los pacientes (Journal of Psychiatric Research, 2019).


Particularmente notable es la efectividad de la EMT en pacientes que no han respondido a múltiples intentos de tratamiento farmacológico. Para estos pacientes con depresión resistente al tratamiento (TRD), la EMT puede representar la diferencia entre continuar sufriendo y recuperar una calidad de vida significativa.


EMT y trastornos de ansiedad

Aunque la investigación en ansiedad es más reciente que en depresión, los resultados preliminares son alentadores. La EMT puede dirigirse a circuitos neuronales específicos involucrados en la respuesta de ansiedad, incluyendo la corteza prefrontal ventromedial y sus conexiones con la amígdala.


Los protocolos de tratamiento para ansiedad a menudo implican frecuencias y localizaciones diferentes a las utilizadas para la depresión, reflejando las diferencias en los mecanismos neurobiológicos subyacentes de estos trastornos.


El protocolo de tratamiento típico

El tratamiento estándar de EMT para depresión consiste en sesiones diarias durante 4-6 semanas, con un total de 20-30 sesiones. Cada sesión dura aproximadamente 30-40 minutos, y los pacientes pueden experimentar mejorías graduales a lo largo del curso del tratamiento.


La respuesta al tratamiento varía entre individuos. Algunas personas notan mejoras en dos semanas, mientras que otras esperan de cuatro a cinco semanas antes de notar un cambio (GIA Miami, 2022). Si se tiene que esperar un poco más antes de que las cosas mejoren, no significa que el tratamiento esté funcionando peor.


Beneficios de la EMT en salud mental

Entre los beneficios de esta técnica de neuromodulación se destaca principalmente la alta eficacia (UOC, 2025). La mayoría de los ensayos publicados han arrojado resultados que apoyan el uso de la EMT para mejorar casos de depresión resistente al tratamiento (HelpGuide, 2024).


La EMT ha sido aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos para el tratamiento de la depresión mayor, estableciendo su seguridad y eficacia en el ámbito clínico (Ion Clinics, 2023).


Seguridad y efectos secundarios

Se ha demostrado que la terapia TMS ayuda a tratar con éxito a las personas con TRD y, a pesar de los efectos secundarios menores que pueden presentarse, mantiene un perfil de seguridad favorable (My Psychiatrist, 2022).


Referencias

  • Universidad Oberta de Catalunya (UOC). (2025). Estimulación magnética transcraneal como tratamiento para la depresión.

  • Hospital de Bellvitge. (2024). El Hospital de Bellvitge, primer centro público catalán que incorpora la estimulación magnética transcraneal.

  • Journal of Psychiatric Research. (2019). Deep TMS effectiveness study.

  • Guttmann Barcelona. (2024). Estimulación magnética transcraneal repetitiva (EMTr).

  • GIA Miami. (2022). Efectos secundarios de la terapia TMS.

  • HelpGuide. (2024). Terapia de estimulación magnética transcraneal (EMT).

  • Ion Clinics. (2023). TMS: Aplicaciones y avances en Tratamientos de Salud.

  • My Psychiatrist. (2022). Los efectos secundarios a largo plazo de la terapia TMS.

 
 
 

La Estimulación Magnética Transcraneal (EMT) representa uno de los avances más significativos en el tratamiento de diversos trastornos neurológicos y psiquiátricos. Esta técnica no invasiva utiliza campos magnéticos para estimular las células nerviosas cerebrales que controlan el estado de ánimo (Mayo Clinic, 2023), ofreciendo nuevas esperanzas para pacientes que no han respondido a tratamientos convencionales.


La evidencia científica que respalda la EMT es robusta, contando con más de 13.900 estudios científicos (Ionclinics, 2025) que demuestran su eficacia y seguridad en diversas aplicaciones terapéuticas.

¿Cómo funciona la EMT?

La EMT funciona mediante la generación de pulsos magnéticos intensos y focalizados que atraviesan el cráneo sin causar dolor. Estos pulsos crean pequeñas corrientes eléctricas en áreas específicas del cerebro, modulando la actividad neuronal de manera temporal.


El procedimiento utiliza una bobina electromagnética que se coloca sobre el cuero cabelludo del paciente. Cuando se activa, esta bobina genera un campo magnético que penetra aproximadamente 2-3 centímetros en el tejido cerebral, alcanzando las capas superficiales de la corteza cerebral.


De esta forma, se consigue modular la actividad cerebral siendo una técnica útil en el diagnóstico y en el tratamiento de diferentes patologías (Ionclinics, 2025).


Tipos de EMT

Existen diferentes modalidades de EMT, cada una con características específicas:

EMT repetitiva (EMTr): Utiliza pulsos magnéticos repetitivos para crear cambios duraderos en la actividad cerebral. Es la modalidad más utilizada en tratamientos terapéuticos, y según el Servicio de Evaluación de Tecnologías Sanitarias de Andalucía (2024), puede ser un procedimiento seguro y eficaz a la hora de reducir la gravedad de los síntomas depresivos.


EMT de pulso único: Se emplea principalmente en investigación y diagnóstico neurológico.

Estimulación Theta Burst: Una forma especializada de EMTr que utiliza patrones específicos de estimulación para maximizar los efectos terapéuticos.


El proceso del tratamiento

Una sesión típica de EMT dura entre 20 y 40 minutos. El paciente permanece despierto y alerta durante todo el procedimiento, sentado cómodamente en una silla especializada. El especialista localiza con precisión el área cerebral objetivo utilizando técnicas de neuroimagen y sistemas de navegación.


Durante la estimulación, los pacientes pueden experimentar sensaciones de tapping o golpeteo suave en el cuero cabelludo, así como sonidos de clic producidos por la bobina. Estas sensaciones son normales y generalmente bien toleradas.

Su aplicación es cómoda y sencilla (Ionclinics, 2025), lo que contribuye a una alta aceptación por parte de los pacientes.


Ventajas de la EMT

La EMT ofrece múltiples beneficios como opción terapéutica. Es completamente no invasiva, no requiere anestesia ni hospitalización, y permite al paciente retomar sus actividades normales inmediatamente después del tratamiento. Además, presenta un perfil de efectos secundarios considerablemente más favorable comparado con muchos medicamentos psiquiátricos.


La precisión de la EMT permite dirigir el tratamiento a áreas cerebrales específicas, personalizando la terapia según las necesidades individuales de cada paciente. Esta especificidad reduce el riesgo de efectos adversos sistémicos.


La investigación clínica muestra que alrededor del 70% de las personas con trastornos neurológicos tratados con TMS pueden experimentar beneficios cuando combinan esta técnica con otras terapias (Parkinson CDMX, 2024).


Consideraciones importantes

Aunque la EMT es generalmente segura, existen algunas contraindicaciones importantes. Los pacientes con implantes metálicos en la cabeza, marcapasos cardíacos, o historial de convulsiones deben ser evaluados cuidadosamente antes del tratamiento.


La EMT representa una evolución significativa en el tratamiento de trastornos neuropsiquiátricos, ofreciendo una alternativa efectiva y bien tolerada para pacientes que buscan opciones más allá de la medicación tradicional.


Referencias

  • Mayo Clinic. (2023). Estimulación magnética transcraneal.

  • Servicio de Evaluación de Tecnologías Sanitarias de Andalucía (AETSA). (2024). Terapia con estimulación magnética transcraneal repetitiva en trastorno depresivo mayor refractario: eficacia y seguridad.

  • Ionclinics. (2025). Estimulación Magnética Transcraneal (TMS).

  • Parkinson CDMX. (2024). Estimulación Magnética Transcraneal (TMS).

 
 
 

La Estimulación Magnética Transcraneal (EMT), o Transcranial Magnetic Stimulation (TMS) en inglés, es una novedosa técnica de neuromodulación que utiliza campos magnéticos para estimular las neuronas cerebrales con el fin de mejorar los síntomas de diversas patologías psiquiátricas y neurológicas.


Sus fundamentos se deben a Baker, que, en 1985, diseñó junto a su equipo un estimulador electromagnético para estimular el córtex motor a través del cuero cabelludo. El estimulador consistía en un condensador que se descargaba por medio de una bobina, produciendo un campo magnético, que, a través de los tejidos craneales, inducía a su vez un campo eléctrico a nivel cerebral (Ibiricu y Morales, 2009).


Desde entonces, esta técnica de estimulación cerebral no invasiva se utiliza en diversas afecciones neuropsiquiátricas, sobre todo durante los últimos veinte años, estando aprobada desde hace años por la FDA y la Agencia Europea del Medicamento para el tratamiento de la depresión mayor resistente a tratamiento, y para el trastorno obsesivo-compulsivo, deshabituación tabáquica y la migraña por la FDA.


Además, en los últimos años se han realizado numerosos estudios en otras patologías psiquiátricas (adicciones, trastornos de ansiedad, esquizofrenia, autismo, trastorno de estrés postraumático, trastornos de la conducta alimentaria, conducta suicida…) y neurológicas (Enfermedad de Parkinson, dolor crónico y neuropático, tinnitus, secuelas de ictus…) con buenos resultados, por lo que se esperan nuevas indicaciones asignadas por las principales agencias de medicamentos internacionales en las próximas fechas.


Pese a tratarse de una técnica desarrollada en los últimos años, su uso está bastante extendido en EE.UU., habiendo comenzado a utilizarse recientemente en la mayoría de países europeos.

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